Nadie es profeta en su tierra,
señala el bíblico adagio,
y así le pasó a Pedrito,
a Pedro Sánchez, el guapo, señala el bíblico adagio,
y así le pasó a Pedrito,
en su antiguo Tetuán,
do comenzara sus pasos.
En los últimos comicios
se llevó un buen batacazo
de quien le viera crecer
por tetuaneros collados;
si ayer tenía aquí casa,
hoy ha sido poco el caso
que en las urnas le han rendido
sus convecinos de antaño.
Que pudiera presidir
España alguien del barrio
levantó en los tetuaneros
tan descriptible entusiasmo
que a Pedro, si se descuida
no le vota aquí ni el gato,
ni sus amigos los breakers
con quien iba a romper mármol
en los pasillos de Azca
dando vueltas con el cráneo
y haciendo mil jeribeques
con las piernas y los brazos,
según le dijo a Bertín
en doméstico diálogo.
De tanto hablar de la casta
Tetuán se ha descastado
y a la hora de votar
ha votado a Pedro... el cuarto.
De los votos populares
esto es coto abonado
por lo que era previsible
que aquí venciera Mariano,
mas que Coleta Morada
también le diera un repaso
en el Tetuán obrero
de las parias y los parios,
en el lugar donde Pedro
fundara no ha muchos años
las juventudes sociatas,
resulta penoso agravio.
Y como no hay dos sin tres
pues también Albert Rivera,
naranjito ciudadano,
le doblegó en estas calles
en número de sufragios,
y no le ganó Garzón
pues si le hubiera ganado
habría llegado Susana
desde Sevilla de un salto.
De las urnas sale Pedro
y al hablar dice que ha sido
“histórico” el resultado.
Políticas paradojas:
pese al tremendo sopapo
y pese a que en el distrito
los votos le dan de lado
quizás acabe en Moncloa
por la gracia de los pactos,
y tendría Tetuán
presidente sin buscarlo.