Caen las ventas de la quincuagenaria Barbie y arrecian las protestas por la «cosificación» del cuerpo femenino que la muñeca lleva propiciando durante el último medio siglo. O eso dice El País.  
Ansío ser como Barbie de raquítica: 
me arrastra el fabricante a aquella estética; 
estoy ya a merced de la dietética 
por esa preferencia paleolítica.
muñeca inalcanzable a la genética; 
y ya como la plástica esquelética 
anhelo una apariencia sifilítica.
Denuncio a la cultura falocrática 
que adora a la mujer flaca y neumática 
y nos condena al resto al cruel diván.
Cómo envidio la suerte a los varones 
pues al establecer comparaciones
sólo han de parecerse… a Supermán.
 
