lunes, 16 de mayo de 2016

Romance del Niño y la Niña

Treinta y cinco años hemos estado sin darnos cuenta de que el Día del Niño es denominación perversa, por prescindir del lenguaje inclusivo que exige la corrección. A partir de hoy, las niñas ya podrán celebrar con pleno derecho el nuevo Día de la Infancia.

Han cambiado el Día del Niño
por el Día de la Infancia
y se han apuntado un tanto
Carmena y sus concejalas.
No hay nada que más nos guste
que corregir una errata,
más aún si ello supone
remendar machistas hablas
aunque haya que pasarse
por el forro de la falda
lo que digan los lingüistas
o aconseje la Gramática.  

Treinta y cuatro años hacía 
que al Niño se celebraba
sin caer nadie en la cuenta
que la etiqueta de marras
arrinconaba a las niñas
en tan festiva jornada.
El culpable de tal nombre
no fue Manzano, aquel carca, 
ni Gallardón, ni Botella,
ni Juan Barranco, el sociata.
Fue Enrique Tierno Galván
quien impulsó la alcaldada:
nuestro Viejo Profesor,
al que hoy llamarían “casta”
era docto en mil saberes
y no carecía de guasa
mas es probable que fuera
lego en estas chorradas
de lenguajes inclusivos
y sintácticas batallas
con que hoy nos entretienen
los filólogos de guardia.

Las pequeñas que acudieran
las tres décadas pasadas
a la verbena infantil
ni siquiera sospechaban
que apuntábanse a la fiesta
sin haber sido invitadas,
y que aquel día era el Día
de futuros machos alfa,
de niños de pelo en pecho
no de trencitas de párvulas,
de quien tuviera pilila,
del que gayumbos gastara,
de los Pepes y los Juanes,
ni de Marías ni de Anas.
Cosas de tíos, en fin,
juerga masculinizada
a la que si iban las niñas
era por cortesía macha.

El «rico helado de piña»
sí era una frase exacta
pues se ofrecía «para el niño…
y la niña» que gustara
y habría tenido la venia
de la nueva gobernanza.
Mas la lotería del Niño,
que el Día de Reyes se falla
podría ser la siguiente
a la que enmendar la plana
por su lenguaje sexista
marginador de muchachas.

Son el gobierno «del cambio»
y «cambiando» cosas andan.

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